Alaska, el confín del mundo

Alaska es el estado número 49  de los Estados Unidos. Es más grande que Colombia. Posee 3000 ríos, tres millones de lagos,  y la montaña más alta de América del Norte. En verano el día no termina y en invierno siempre es de noche.

Alaska es la tierra situada en la cima del mundo que   toca el círculo polar Ártico. Este espacio nos habla de una historia muy remota, cuando buena parte del planeta, se cubrió de hielo en la era de los glaciares. En Alaska la naturaleza preparó su puesta en escena: nevados que apuntan al cielo como el imponente McKinley con más de 6000 metros de altura; miles de ríos translúcidos, poblados de truchas y salmones; lagos que espejan en sus aguas; cielos y montañas; y azules glaciares que esconden en su corazón de hielo, secretos de la prehistoria.

Las águilas calvas cruzan el firmamento. Los inmensos osos acechan a sus presas indefensas. Los alces, los renos y los caribúes exhiben sus ramosas astas mientras los zorros los vigilan desde sus escondrijos para saltar sobre ellos. Ballenas en escarceos amorosos, rasgan las aguas oceánicas.

Visitar Alaska es zambullirse en la aventura de descubrir un mundo diferente. Es disfrutar el magnífico espectáculo celeste de la aurora boreal. Es compartir con los esquimales la preparación de sus trineos. Es buscar la pepita de oro sumergida en las aguas de un riachuelo. La mejor época para visitarla va de mayo a setiembre. En julio puede disfrutarse el espectáculo del sol de media noche. A partir de noviembre, de la aurora boreal. Parte del estado puede recorrerse por rutas o en tren,  pero a la región más cercana al Ártico, el lejano norte, como lo llaman sus nativos, sólo se puede llegar en avión.

La aventura se encuentra presente en todo momento en este lugar. Se puede navegar, en kayak entre los cañones formados por altas paredes de nieve. Escalar las heladas cumbres desafiando el frío y el viento. Explorar los bosques con una mochila a la espalda. Planear sobre los ríos y valle en pequeños hidroaviones. Buscar rincones ocultos desde un helicóptero, o disfrutar de los lujos de un crucero. Así, la esquina superior del mundo se encuentra repleta de sorpresas en una explosiva mezcla de maravillas.