Una escapada a la historia medieval española

Toledo  
Toledo,  una ciudad histórica con una amalgama cultural, musulmana-judeo-cristiana expresada en su arte y arquitectura.

Toledo es un ejemplo excepcional de ciudad que ha desempeñado múltiples funciones a lo largo de la historia: política y administrativa, reforzada hoy al ser nombrada en 1982 capital de la Comunidad Autónoma de Castilla –  La Mancha;  religiosa por ser capital metropolitana de la Iglesia española desde época visigoda y sede del Cardenal Primado de España hasta nuestros días; militar como consecuencia directa de su situación estratégica, y como sede de la Academia de Infantería desde mediados del siglo XIX comercial, industrial, turística y cultural, funciones todas ellas que han dejado profunda huella en su trazado y fisonomía.

Esta ciudad histórica se encuentra ubicada al oeste de Castilla – La Mancha, en España.
Fue una importante ciudad celtibérica, mas tarde conquistada por las legiones romanas. De esta época  quedaron restos materiales, como el circo, parte del sistema de cloacas y del agua, así como restos de villas y necrópolis.

En el siglo VI fue capital del Reino Visigodo. La huella musulmana es evidente en el diseño del plano de la ciudad, un tejido enmarañado de pequeñas calles empinadas y estrechas.  De esta época se han conservado las mezquitas del Cristo de la Luz y Tornerías, las puertas de Alfonso VI Alcántara y Bab-al-Mardón.
 
Posteriormente, los judíos se establecieron en la ciudad. Relacionados con ellos se conservan las Sinagogas del Tránsito (en la actualidad Museo Sefardí) y de Santa María la Blanca, parte del palacio de Samuel ha-Leví, y el Mikwad o baño ritual.

Finalmente, pasaron a formar parte de esta mixtura social los cristianos, y Toledo se convirtió en la ciudad de las Tres Culturas. De ello encontramos ejemplos en muchos edificios religiosos de la ciudad como Santiago del Arrabal, las Iglesias de San Andrés y San Vicente y la torre de la Iglesia de Santo Tomé. Entre las construcciones civiles se destacan el Palacio de Fuensalida, el Taller del Moro, la Casa de Mesa, el Palacio de Galiana y la Puerta del Sol.

En 1226 se inicia la construcción de la Catedral, único edificio puramente gótico de este periodo. En 1492 se expulsó a los judíos. Y en el siglo XVI  Toledo alcanzó su máxima expansión demográfica y se convirtió en la capital del Imperio Español. En esta etapa brillante se adoptó el Renacimiento. Los edificios más sobresalientes son el Hospital de Santa Cruz, el Hospital de Tavera, el Alcázar, la Puerta Nueva de Bisagra, la del Cambrón, el Palacio Arzobispal, y el Convento de San Clemente.
La obra de pintores destacados se conserva en iglesias y conventos, como la Catedral Santo Tomé y Santo Domingo el Real; y en museos como el Museo-Casa de El Greco y el Museo de Santa Cruz.

Por lo tanto, es indiscutible que visitar Toledo significa sumergirse, y ser parte por un momento, de la apasionante historia, arte y arquitectura de un viejo mundo que hoy está dispuesto a renovarse para nuestros sentidos.